Se confunden cotidianamente estos verbos. Cuando uno cambia la dirección en que va, voltea (gira, o da vuelta; verbo intransitivo) a la izquierda o derecha. También se puede voltear la tortilla (verbo transitivo: cambiarla de un lado al otro). También puede uno voltearse en la cama: empieza boca arriba y puede terminar boca abajo después de voltearse. Pero cuando uno va caminando y da media vuelta, se vuelve (verbo reflexivo), no se voltea, a menos que sea acróbata. También puede volver únicamente la cabeza (transitivo): “Volvió la cabeza para decirme, con los ojos, adiós”. Nunca se voltea la cabeza. Sería como en la película El exorcista, solo que en sentido vertical en lugar de horizontal, pues ahí la cabeza de la chica gira sobre su eje.En México, está muy arraigada la palabra voltear empleada como verbo intransitivo, en lugar del verbo pronominal volverse. A cada rato la gente está volteando para ver o decir algo. Incluso en forma figurada: “Fíjate que entonces Fulano volteó y dijo…”. Aquí el verbo volteó es puramente retórico. Es igual que decir “Fulano agarró y dijo”. ¿Qué agarró? ¡Nada! Todo esto no tiene nada de malo en el habla coloquial, pero en un escrito formal debería evitarse.